Carlos Lehder Rivas, uno de los fundadores del temido Cartel de Medellín y figura clave del narcotráfico en los años 80, regresó a Colombia tras pasar más de tres décadas en prisión en Estados Unidos. A sus 76 años, el exnarcotraficante reapareció en el aeropuerto El Dorado de Bogotá a finales de marzo de 2025, donde fue detenido brevemente mientras se verificaba su situación jurídica. Confirmado que no tenía cuentas pendientes con la justicia colombiana, Lehder se trasladó a Armenia, su ciudad natal, desde donde ha comenzado a contar su versión de los hechos que marcaron la historia del narcotráfico y la violencia en el país.
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En entrevista con Los Informantes, Lehder ofreció detalles inéditos de su vida criminal, su relación con Pablo Escobar y su proceso de arrepentimiento. Asegura que, aunque fue un actor protagónico en el tráfico de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, jamás empuñó un arma ni ordenó asesinatos. “Yo era un fanático del negocio, un rebelde con causa, pero no un asesino”, afirmó.
De los carros robados a las rutas aéreas
Lehder inició su vida delictiva en Nueva York a los 16 años, robando carros. Tras ser capturado y deportado, regresó a Colombia y encontró en el narcotráfico un camino para crecer vertiginosamente. Fundó Lehderauto, un concesionario de autos de lujo que también funcionó como fachada para lavar dinero del narcotráfico. En poco tiempo, revolucionó el transporte de droga hacia Estados Unidos, dejando atrás las mulas humanas para implementar rutas aéreas y marítimas que le valieron el apodo de “el Henry Ford del narcotráfico”.
Su fortuna creció tanto que llegó a comprar una isla en las Bahamas por 2 millones de dólares, desde donde operaba como centro de distribución de cocaína. “La isla fue confiscada por el gobierno de las Bahamas. Eventualmente, todos esos bienes iban a ser incautados”, explicó.
Un Cartel, dos visiones
Aunque compartió liderazgo con Pablo Escobar en el Cartel de Medellín, Lehder insiste en que su relación era más pragmática que ideológica. “Éramos como el agua y el aceite. Él, brutal y violento; yo, pacífico. Pero el dólar nos llamaba igual”, declaró. Ambos coincidieron en su oposición a la extradición, fundando movimientos políticos desde Medellín y Armenia, respectivamente.
Lehder fue capturado el 4 de febrero de 1987 y extraditado ese mismo día a Estados Unidos. Allí fue condenado a cadena perpetua más 135 años, aunque posteriormente recibió una reducción a 55 años por colaborar con la justicia. Finalmente, pagó 33 años de prisión con descuentos por buen comportamiento.
“Yo no maté a nadie”
Uno de los puntos más polémicos de su discurso es la distancia que marca con los crímenes cometidos por Escobar después de su extradición. “Yo fui extraditado en febrero del 87. Todo lo que Pablo Escobar haya cometido después, no es de mi autoría. Yo no maté al ministro Lara Bonilla, ni a nadie”, recalcó.
Durante su reclusión, Lehder vivió años de aislamiento extremo. Asegura que sobrevivió gracias a la lectura: “Leía sin parar. Biografías, historia, todo lo que me permitiera mantener la mente viva”.
El testamento del arrepentido
Hoy, Lehder se presenta como un hombre rehabilitado. Dice haber pagado su deuda con la sociedad y ahora busca contar su versión de la historia en un libro que ya está listo para ser publicado. “Muchas de las nuevas generaciones no conocen la verdad de lo que pasó. Yo quiero contarla”, asegura.
Su regreso ha reabierto el debate sobre la reintegración de criminales históricos que, tras cumplir sus penas, buscan reiniciar sus vidas. Lehder insiste en que no volverá a delinquir y que su único propósito es relatar lo que vivió, con nombre propio y sin maquillaje.
“Ciertamente merecía los 33 años que pagué. Yo trafiqué toneladas de cocaína. Pero no hubo violencia de mi parte. Eso es lo que quiero que se entienda”.












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